geografia biologica
Ciudad Juárez, Chih. (México).— De 250 especies de flora del estado de Chihuahua, 36 están en peligro y son endémicas, es decir, solamente existen en la región; además tres tipos de mamíferos pequeños están en peligro, al igual que dos tipos de saurios y una especie de lagartija, señala un estudio de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
En el estudio también participaron especialistas ambientales como Marcos López Torres, que establece que por la explotación de arena en las dunas del ejido Samalayuca, situado a 50 kilómetros al sur de Ciudad Juárez, desaparecieron especies propias de la región como el pájaro carpintero imperial, mientras que en la sierra cercana el oso plateado ya no existe, el jabalí está en peligro de extinción, al igual que el llamado perro de la pradera.
López torres dijo que la lagartija escorpión es otro animal a punto de extinguirse, así como siete especies de víboras, incluyendo la de cascabel, propia de esa zona desértica.
Otros animales que ya no se encuentran en la zona son la tortuga del desierto, la zorra norteña, el lobo cola blanca y algunos tipos de serpientes de cascabel; lo anterior se debe a que durante años se explotaron miles de toneladas de arena sílica de las dunas, actividad que aparentemente ya no se realiza.
Por otro lado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio a conocer que están en peligro de extinción 195 especies de flora y fauna en el estado de Chihuahua y son 43 tipos de aves, 22 mamíferos, 16 peces, 33 reptiles y anfibios, así como 81 especies de plantas de tipo cactácea, arbórea, herbácea y arbustos.
Entre las especies en peligro de extinción o protegidas en el estado de Chihuahua están la víbora de cascabel, el águila real, el berrendo, los bisontes, el borrego cimarrón, la cotorra de cueva y la guacamaya verde.
Otras especies son el guajolote silvestre, el halcón Harris y el emplumado, así como el lobo gris y el mexicano, el oso negro, el perrito llanero, el puercoespín, el puma, el sapo toro y el tecolotito enano, la tortuga del desierto y la del bolsón de Mapimí, además del trogón orejón, el venado cola blanca y el pardo.
Las especies se encuentran en peligro por la falta de agua y pérdida de suelos y por la intromisión de los humanos en los sistemas ecológicos en que viven este tipo de animales.
En el norte del país los sitios arqueológicos más numerosos e importantes se localizan en Chihuahua. Paquimé, cercano a Casas Grandes, fue una ciudad prehispánica muy anterior cronológicamente a Tenochtitlan, llegó a tener más de 10 000 habitantes y construcciones de hasta de 5 pisos, obras hidráulicas y comerciantes que llegaron hasta Mesiamérica, el Golfo de California y más allá del Cañón del Colorado. También existen restos de construcciones en cuevas y acantilados en la Sierra Madre.
Ciudad Madera
Ciudad serrana que se localiza a 174 km al noroeste de Cuauhtémoc, desde donde se puede partir hacia distintas zonas arqueológicas, como Las Cuarenta Casas, denominada así por su particular estilo arqueológico. Recorrer estas zonas es como remontarnos a otro tiempo; es ver, oír y sentir una cultura que vivió hace 900 años.
Rodeadas por la Sierra Madre estas zonas se encuentran a una distancia relativamente corta de Ciudad Madera; la más importante de ellas es la llamada Cueva Grande, en la cual sobresale la Cueva de las Ventanas, ubicada a 66 km de la ciudad, en el acantilado del arroyo el Garabato es una de las más complejas construcciones. A 46 km de ciudad Madera encontramos el Complejo Anasazi, dividido en dos áreas: la Cueva de la Serpiente, con catorce habitaciones en perfecto estado de conservación; el Cerro o Nido de Aguila también forma parte de este y está situado en un acantilado; la única casita que sigue en pie parece estar suspendida en el tiempo. El conjunto cuenta con un gran recinto para ceremonias, innumerables aposentos, graneros hechos con hierba enrollada cubierta de lodo y presenta una gran afinidad con sitios arqueológicos del suroeste de Estados Unidos.
Cuarenta Casas
El poblamiento actual estado de Chihuahua debió haberse iniciado a lo largo de la Sierra Madre Occidental, cuando grupos de recolectores se desplazaban desde el norte buscando las áreas donde abundaban las plantas comestibles. Uno de esos grupos produjo las primeras evidencias conocidas en La Cueva de las Ventanas, cuando aún carecía de las construcciones que ahora se ven. A medida que estos pobladores dominaban las técnicas agrícolas ocuparon las márgenes de los ríos y dieron origen a la cultura de Paquimé, en las cercanías de lo que ahora es Casas Grandes, Chihuahua. La ocupación más tardía de Las Cuarenta Casas ocurrió durante el apogeo de Paquimé (1205 a 1260 después de Cristo), fase que lleva el mismo nombre. De esta época datan las construcciones; es decir, cuando la zona de Las Cuarenta Casas se utilizó como punto intermedio para las rutas que el grupo paquimé estableció para comunicarse con las costas del Océano Pacífico y el Golfo de California.
Las Cuarenta Casas fue una guarnición que protegía los grupos afines establecidos en la región, además de salvaguardar las rutas comerciales. Sus pobladores cultivaron maíz y calabaza, su alimentación se complementaba con la cacería de especies menores –conejos– y con la recolección de plantas silvestres comestibles como bellotas, semillas de yuca y hojas de maguey. Lo anterior se comprueba por los restos que fueron localizados en las excavaciones arqueológicas. Paquimé, centro regional, debió tener frecuentes problemas con grupos vecinos hostiles, lo que explica la presencia de muchos puntos de vigilancia en áreas muy extensas. Asediado por esos grupos o quizás por problemas internos, el asentamiento decayó, fue abandonado y algunos de sus habitantes emigraron. Hacia 1340 después de Cristo, fue atacado intensamente y vencido por sus enemigos, quienes lo tomaron y destruyeron los santuarios como signo de dominio.
A la caída de Paquimé las rutas de comercio dejaron de funcionar, los grupos que las custodiaban dejaron de hacerlo y muchos de los sitios de la sierra fueron abandonados. Los habitantes de las cuevas del área de Las Cuarenta Casas se retiraron a las cercanías en busca de sitios de acceso más sencillo. La Cueva de las Ventanas fue reocupada, ocasionalmente, para celebrar ritos. Parte del grupo original que habitó el área de las cuevas, existía a la llegada de los primeros europeos, quienes nos dejaron algunos datos de sus costumbres; entre ellos se nombraban jovas, mismo con el que se referían a una familia amplia, ahora extinta.
Cueva de la Olla
Es un sitio arqueológico ubicado en el interior de un abrigo natural que forma parte de un conjunto de sitios semejantes, dentro del Valle de las Cuevas. La Cueva de la Olla recibió este nombre porque cuenta con una estructura redondeada que se encuentra al frente de las demás construcciones. Se trata de un granero de grandes dimensiones, cuya forma recuerda a la de una gran vasija. Cabe señalar que graneros semejantes fueron localizados en sitios dispersos en cuevas de la Sierra Madre Occidental.Una de las particularidades del Valle de las Cuevas es la presencia de un sitio donde se ha detectado una secuencia de ocupación muy larga. Ahí habitaron grupos humanos que utilizaban un ancestro del maíz que se remonta aproximadamente a 5500 a.C.
Mucho más tarde algunos grupos humanos que vivían fundamentalmente de la recolección de plantas silvestres entraron a la región desde el norte, siguiendo la Sierra Madre Occidental; utilizaron los vegetales, aprovecharon las especies animales menores, como los guajolotes; ocuparon la sierra y gradualmente se dispersaron a lo largo de los ríos, dando lugar a la llamada cultura de Paquimé o de Casas Grandes, cuyos primeros pobladores fueron recolectores en proceso de sedentarización. La Cueva de la Olla corresponde a una fase de ocupación anterior llamada Perros Bravos (950 a 1060 d.C.). En el área se han encontrado vestigios de la cultura mogollín, restos de cerámica de tipo sencillo y otros materiales de tipo suntuario, más escasos, propios de la cultura de Paquimé.